Universidad histórica
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Los orígenes del Estudio General de Barcelona
Si bien en Europa se crearon los primeros estudios generales durante los siglos XI y XII en Bolonia y París, en el caso de Cataluña las fundaciones más tempranas fueron las de Lleida (1300), Perpiñán (1349) y Girona (1446).
En Barcelona existían cátedras de enseñanza superior como mínimo desde el siglo XIII en la catedral, el convento de los dominicos de Santa Catalina y en las llamadas escuelas mayores, que dependían del Consejo de Ciento de la Ciudad.
Fue el rey Martín el Humano quien propuso por primera vez la creación de un Estudio General en Barcelona en 1398. En un primer momento, los representantes de la ciudad rechazaron la petición, pero el monarca fundó el 10 de enero de 1401 el Estudio General de Medicina de Barcelona —al que se le sumó la Facultad de Artes en 1402—, que obtuvo una bula fundacional otorgada por el papa Benito XIII, el Papa Luna.
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La fundación de 1450
El 3 de septiembre de 1450 el rey Alfonso V el Magnánimo expidió, a petición de la ciudad de Barcelona, el privilegio para crear el Estudio General barcelonés. En el documento se establecía que la ciudad tenía que financiar «todo lo necesario para su fundación», y que dispondría de estudios en Teología, Derecho Canónico y Civil, Filosofía Natural y Moral, Siete Artes Liberales, Medicina y en otras ciencias. El 30 de septiembre la fundación de esta institución también recibió la bula papal de Nicolás V.
Sin embargo, el funcionamiento efectivo de la nueva universidad todavía tardaría años en alcanzarse debido a la falta de una financiación continua, a circunstancias históricas, como la guerra civil catalana (1462–1472), y a las constantes quejas del Estudio General de Lleida. Fue Fernando el Católico quien impulsó de nuevo el proyecto en 1488 con la concesión del privilegio para unificar todas las escuelas barcelonesas en el Estudio de Medicina.
El 9 de octubre de 1508 se promulgaron las primeras ordenanzas municipales, que marcaban las pautas académicas, de financiación y de gobierno del nuevo establecimiento.
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El edificio de la rambla de los Estudios (1536-1714)
El 17 de octubre de 1536 se inició la construcción del Estudio General de todas las facultades siguiendo las directrices del maestro de obras Tomàs Barsa, en unos terrenos cedidos por el Consejo de Ciento de Barcelona en la parte alta de la Rambla. Esta fundación obtuvo el beneplácito del emperador Carlos I de España y fue costeada por la ciudad de Barcelona, el capítulo catedralicio y varios ciudadanos particulares.
En 1539 finalizaron las obras del edificio, que era de dos plantas, disponía de capilla y claustro, y lucía un gran escudo del emperador sobre la puerta principal, que aún se conserva en el Edificio Histórico. Tras la Guerra de Sucesión, el edificio se convirtió en el llamado Cuartel de los Estudios, que fue derribado en 1843 con el fin de construir la puerta de Isabel II en la muralla de Barcelona.
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La Universidad en Cervera
La derrota de la ciudad de Barcelona, después del sitio de 1714, y el fin de la Guerra de Sucesión comportaron el cierre de los seis estudios generales (Barcelona, Tarragona, Lleida, Girona, Vic y Tortosa) que hasta ese momento había el territorio del Principado de Cataluña.
En 1715 la educación superior se trasladó a Cervera, y el Real Decreto de erección, firmado por Felipe V en 1717, estableció la unificación de todos los estudios y la creación de una nueva universidad en Cervera. Esta se convirtió en la mayor obra de arquitectura pública levantada en el Principado durante el siglo XVIII.
La Universidad de Cervera se organizó en siete grandes facultades (Teología, Cánones, Leyes, Medicina, Filosofía y Humanidades), con un total de veinticuatro cátedras, nueve de las cuales estaban controladas por los jesuitas hasta que fueron expulsados de España en 1767.
A partir de la década de los cuarenta del siglo XVIII, la ciudad de Barcelona elevó varias solicitudes para el restablecimiento del Estudio General en la ciudad.
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La restauración en la ciudad de Barcelona
Con la aprobación del Reglamento general de instrucción pública (29 de junio de 1821), el Ayuntamiento de Barcelona consiguió el restablecimiento de la Universidad en la ciudad, en un acto solemne que se celebró en el Salón de Ciento el 16 de febrero de 1822.
La restauración del absolutismo por parte de Fernando VII en 1823 restableció una vez más la Universidad en Cervera. Tras la muerte del monarca, y a petición del Ayuntamiento de Barcelona, en 1835 se aprobó una Real orden que permitía la instauración de cuatro cátedras de Jurisprudencia en la ciudad.
El día 1 de septiembre de 1837 se restableció, de manera provisional, la Universidad Literaria de Barcelona, una directriz que restituía de manera definitiva los estudios en Barcelona.
Restablecida en la ciudad condal, la Universidad se instaló en las dependencias del antiguo convento del Carmen. El mal estado de la construcción y la falta de adecuación de las instalaciones obligaron al rector Víctor Arnau a solicitar una nueva construcción, que en 1859 fue encargada al arquitecto Elias Rogent.
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La nueva Universidad Literaria de Barcelona
El arquitecto Elias Rogent diseñó un primer proyecto para emplazar el nuevo edificio universitario en el solar del antiguo convento del Carmen, pero la falta de espacio y el gran número de expropiaciones que implicaba causaron que se desestimara el proyecto.
El derribo de las murallas de Barcelona (1854-1856) y la aprobación del Plan Cerdà, en 1859, proveyeron al Estado de un gran número de espacios dentro de la nueva ciudad. Así fue como se emplazó la nueva construcción en su ubicación actual. Las obras comenzaron el día 1 de octubre de 1863 y concluyeron de manera definitiva en 1893 con la instalación de la reja que circundaba el jardín.
En esta época, la Universidad comprendía cinco grandes facultades: Ciencias, Filosofía y Letras, Medicina, Farmacia y Derecho. Todas se ubicaron en la nueva Universidad excepto la Facultad de Medicina, que permaneció en el Hospital de la Santa Cruz hasta la inauguración en 1906 de su nuevo edificio anexo al Hospital Clínico, diseñado por el arquitecto Domènec i Estapà.
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La Universidad Autónoma de Barcelona (1933-1939)
La vida universitaria durante los primeros años del siglo XX estuvo marcada por numerosos encuentros destinados a modernizar el sistema educativo, entre los que destaca el I Congreso Universitario de Cataluña (1903-1904), los Estudios Universitarios Catalanes (1906) y el II Congreso Universitario Catalán (1918).
Durante las primeras décadas, la universidad aglutinó una generación de nuevos profesores renovadores, y a menudo de reconocido catalanismo, que marcarían el carácter de la institución universitaria durante el primer tercio del siglo. Encontramos personalidades como los filólogos Pompeu Fabra y Antonio Rubió i Lluch, el jurista Josep Pella, el historiador Francesc Carreras Candi o el arquitecto e historiador Josep Puig i Cadafalch. También destacaron personas como Pere Bosch i Gimpera y Jaume Serra Húnter, que ejercieron de rectores durante el periodo republicano.
Con el advenimiento de la II República española y la aprobación del Estatuto de autonomía de la Universidad de Barcelona, el 7 de septiembre de 1933, la institución se convirtió en la Universidad Autónoma de Barcelona —denominación que coincide con la de la universidad fundada en 1968 en Bellaterra y con la que no debe confundirse—, que estaba regida por un patronato con representantes del Gobierno de la República, la Generalitat y el claustro universitario.
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La universidad durante el franquismo (1939-1975)
El intenso bombardeo de Barcelona durante la guerra civil también afectó a la Universidad. El 18 de marzo de 1938, las bombas de la aviación italiana causaron graves daños en tejados, techos, ventanas y laboratorios de la universidad, donde también se habían instalado dos refugios antiaéreos en el sótano, construidos durante el mes de octubre de 1936.
El 3 de febrero de 1939 se suprimió el estatuto universitario. Esta fecha marcó el inicio de un periodo de represión, durante el cual fue depurado más del 70 % del profesorado y la lengua y cultura catalanas quedaron eliminadas de la vida académica.
Los años cincuenta y sesenta del siglo XX estuvieron marcados por la lucha estudiantil contestataria, que dio lugar a acontecimientos de gran importancia como la constitución de la primera asamblea libre de estudiantes del Paraninfo (1957), la creación del Sindicato Democrático de Estudiantes y la Capuchinada (1966) y el asalto al Rectorado de enero de 1969.
La cesión de la antigua Finca Güell al Ayuntamiento de Barcelona constituyó una excelente oportunidad para construir una verdadera ciudad universitaria en torno a la avenida Diagonal. Esta zona comenzó a poblarse con las facultades de Farmacia (1957), Derecho (1958), Bellas Artes (1960), Empresariales (1961), Económicas (1967-1968), Física y Química (1969), Psicología y Pedagogía (1970), Filosofía y Geografía e Historia (1970) y Biología (1975).
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La transición democrática y el restablecimiento de la autonomía universitaria
Los años setenta y ochenta del siglo XX estuvieron marcados por la enorme transformación social, política y económica, que comenzaba el largo camino de la transición con las elecciones generales de 1977 y el retorno del presidente Josep Tarradellas. Este periodo estuvo marcado por el rectorado del filólogo Antoni Badia i Margarit (1978-1986), que significó unos años de modernización y democratización de las estructuras universitarias a todos los niveles, así como de recuperación de la lengua y cultura catalanas como base de la educación superior.
La aprobación de la Constitución (1978) y del Estatuto de autonomía (1979), junto con la Ley de Reforma Universitaria de 1983, abrió las puertas a la recuperación del Estatuto de autonomía de la Universidad de Barcelona, que fue aprobado por la Generalitat el día 1 de julio de 1985.
Los rectorados de Josep Maria Bricall (1986-1994) y de Antoni Caparrós (1994-2001) consolidaron esta autonomía y marcaron la radical transformación y expansión de la propia Universidad, que erigió nuevas facultades: Geología (1985-1986), el Campus de la Salud de Bellvitge (1982) y la reforma y adaptación del Campus de Mundet (1995).
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La Universidad hoy
Los estatutos de autonomía universitaria se renovaron en 1997 y 2003. Se subrayó el papel de las diversas facultades como ejes de la actividad académica y se reforzaron la investigación, la docencia, la transferencia del conocimiento y los puentes con el mundo productivo y tecnológico.
La Universidad de Barcelona actualmente está formada por una comunidad de más de setenta mil personas entre estudiantes, profesorado y personal de administración y servicios, que integran una estructura formada por dieciséis facultades organizadas en seis campus universitarios, el Parque Científico de Barcelona y nueve centros adscritos. Se trata de la segunda universidad más grande de España, y una de las mejor posicionadas en los rankings internacionales, en los que a menudo figura como la primera del país.
En este marco, la Universidad quiere responder a las necesidades de la sociedad y adapta sus grados, másteres y programas de doctorado al espacio europeo de educación superior.